En Calderitas, un rincón paradisíaco de Chetumal, las abejas trabajan entre manglares y flores silvestres, creando un tesoro dorado: la miel. Con cada vuelo, recogen el néctar de una naturaleza generosa, transformándolo en un elixir puro que refleja la riqueza del ecosistema y la belleza de este lugar donde el sol y la brisa marina se entrelazan en perfecta armonía. 

 

Su recolección es un arte, realizado con respeto y dedicación para preservar su esencia. Cada gota de esta miel encierra el alma de Calderitas: la calidez del Caribe, la frescura de la selva y el amor por la tierra. Un dulce tesoro que nos conecta con la naturaleza en su forma más pura.